El Señor del Martillo

Somos Campo visitó a Eduardo Aguirre, Martillero y creador junto a su socio de la prestigiosa firma “Aguirre Vázquez S.A.”. Nos habló de su trayectoria, la rica historia rematando en nuestra región y la mirada de la actualidad ganadera. 

Nuestro entrevista es una de esas personas que pasan por la vida de la gente y dejan huellas que no se borran. Sus épocas doradas coinciden con el apogeo de los cerdos en la zona de Chañar Ladeado, pero supo extender su profesionalismo por un radio de cuantiosos kilómetros. 

La historia comienza con la herencia de la profesión; su padre era martillero de herramientas en su ciudad natal de Arrecifes. En el año 1955 junto a su socio Ignacio García Veiga adquieren la Feria de Melincué, para instalarse en esa localidad dos años más tarde. 

“Dejé el secundario y me fui a trabajar al campo que alquilaba la firma, allí aprendí de vacas junto a un encargado, trabajando todos los días del año. Cuando se enfermó mi padre comencé a martillar, me pegue algunos golpes, pero salimos adelante”, afirmó. 

En 1983 junto a su socio crearon la firma consignataria “Aguirre Vázquez S.A.”, la cual tuvo un crecimiento sostenido y ganó prestigio a nivel nacional. En el año 1993 la situación económica se empezó a complicar, motivo por el cuál nuestro entrevistado comenzó a “estudiar qué hacer” para mejorar. 

“La actividad consignataria tiene muchos riesgos, consulté a un contador y analizamos el negocio durante seis meses, hasta que con Carlos Cristiá decidimos comprar la empresa al resto de los socios. La empresa se fortaleció y se fue agrandando hacia diferentes lugares”, señaló. 

En el camino pasaron situaciones duras como el fallecimiento del hijo de Carlos y dos empleados. Al poco tiempo, Lucía Cristiá les propuso llevar la conducción de la empresa y fue así que desde hace 14 años la lleva adelante. 

“Carlos falleció el año pasado, pero a pesar de los golpes la empresa selió al frente. Tenemos una característica clave y es que la mayoría de los empleados son chicos jóvenes de pueblos, chicos jóvenes. Hoy se trabaja con bastante dedicación al cereal y los insumos, con representantes en varias localidad y una planta en Santa Teresa, que es nuestra zona fuerte”, explicó. 

Partícipe de la Época Dorada del Cerdo 

Aguirre fue el primer profesional en bajar el martillo en una Fiesta Nacional del Porcino. Momentos que recordó con mucha emoción, amigos que fue haciendo en el camino, con su particular e inconfundible manera de trabajar. 

“En la primera Fiesta del Porcino en 1970, rematamos junto a los hermanos Caramellino, luego hice la mayoría de los remates de las cabañas de Chañar Ladeado y la zona. Bertero, Blúa y Picatto, Varesi, Manero, Francucci, Dezotti, fueron algunas de las familias a las que presté servicios e hicimos lindas amistades”, expresó. 

Así mismo, resaltó que Chañar llegó a tener más de 30 cabañas y que venían compradores de todo el país. Sumado a esto, afirmó que dejó los remates de cabaña cuando surgió la “nueva generación de cerdos blancos”, con el nacimiento de la genética. 

Eduardo Aguirre se ganó un lugar en el corazón de una gran parte de los chacareros de toda la región, por su impronta, su camaradería y un profesionalismo que avaló una carrera intachable, gestada por más de 50 años.


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