Dialogamos con el Ingeniero Agrónomo Juan Pablo Ioelle sobre el avance de la cosecha en el sector sudeste de Córdoba. Entre lo más destacado, analizó la buena respuesta del maíz y las particularidades de la campaña en medio de la pandemia del Covid-19.
Como todos sabemos, las condiciones generales fueron óptimas para cosechar, dado que no se produjeron grandes lluvias en toda la zona núcleo. El maíz de primera está todo cosechado al igual que la soja de primera y en lo que respecta a la de segunda lleva un 50% de avance.
“Fue una campaña que estuvo caracterizada por el súper rendimiento de maíz, inesperado porque si bien los milímetros daban, la distribución fue mala. A la lluvia fuerte de diciembre viniendo de una seca en el periodo de vegetativo a reproductivo, se le sumó otra importante en febrero que trajo frio y después calor, esto muestra que el maíz tiene una capacidad muy superior para administrar los chaparrones”, recalcó el especialista.
Con respecto a los rendimientos en estos granos, Ioelle analizó que estuvieron en 10 o 15 quintales por encima de lo presupuestado, siendo “muy buenos” en los mejores ambientes, con 150 qq. de promedio en algunos lugares.
“En soja de primera la historia fue otra, por debajo de lo presupuestado, no todas las vainas estaban completas y los granos eran chicos, se sintió el stress del frio al calor de febrero. Los resultados de la soja de segunda dependerá de los ambientes en que se encuentren los lotes”, expresó.
Particularidades de una cosecha especial
El técnico oriundo de Corral de Bustos, nos transmitió sus sensaciones a la hora de salir a trabajar en medio de la situación de aislamiento obligatorio y las diferentes medidas de higiene y cuidado que se tomaron en base a la pandemia reinante.
“Fue una sensación rara, salir a la calle subir la ruta y no cruzar vehículos, sobre todo el relacionamiento con la gente. Uno espera a la cosecha para conversar, tomar mates y en esta ocasión no se pudo hacer nada de eso, todo fue por señas de lejos”, expuso.
Sumado a esto, remarcó que la situación favoreció mucho a los acopios internos o cooperativas de los pueblos, ya que al no poder ir a puerto los camiones, recibieron más cereal que en otras campañas.
“También sucedió que la venta directa de la campaña pasada que se hacía con gente que quebró como los casos de Vicentín o BLD. Hoy los productores volvieron a confiar en los acopios locales”, destacó.
Trigo en el horizonte
Finalmente, el Ingeniero se refirió a las expectativas de cara a la siembra de trigo que se avecina, en medio de toda una situación difícil por el contexto económico generado por la pandemia y la inseguridad por las medidas políticas que pueden llegar a tomarse.
“Para lo que es trigo, la fecha de siembra comienza cerca del 10 de mayo, este es el momento de la planificación de fina donde se compra nitrógeno, semillas, fosforo. El productor tiene mucho miedo por el momento de incertidumbre, donde se asume mucho riesgo y no se sabe que va a pasar”, finalizó.
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