El soldado Urbieta cumplía con el servicio militar a su corta edad de 18 años, la mañana del 2 de abril le tocó estar de guardia; de repente comenzó a oír bombas, caravanas y festejos; Argentina había recuperado las Islas Malvinas del Atlántico Sur.
“Yo también fui uno de los argentinos que se alegró del suceso; victoreaba sobre lo que estaba pasando, sin imaginarme que en unos días iba a estar en una guerra, ese fue mi comienzo antes de ir para las islas”, relata Héctor.
Después de haber tomado el archipiélago, nos cuenta que su batallón se alistó con todo el material bélico para cubrir la frontera con Chile, específicamente en Río Turbio, entre los días 14 y 15 de abril. Cargaron todo el material pesado en el tren y viajaron hacia Paraná.
“De la ciudad entrerriana subimos a un avión que nos llevó a Comodoro Rivadavia, ahí nos alojamos en un batallón, esperando al tren que tenía todo el material pesado, tanques, camiones, municiones y cañones, cuando llegó todo eso empezamos a viajar hacia el sur”, comenta detenidamente.
Con respecto al viaje hacia la proximidad del conflicto, el por entonces soldado explica que todo el avance que realizaban se hacía de noche. Al amanecer, tiraban todo a la banquina y lo “camuflaban”, para que los satélites no detectaran el movimiento.
Los días continuaban y restaban sólo horas para llegar a Malvinas: “Una noche estando en puerto San Julián, recibimos la noticia de volvernos a Puerto Deseado, allí cargamos en un buque todo el material bélico y nos dirigimos a Comodoro. El domingo 25 de abril, en el aeropuerto nos suben al avión y nos llevan a Malvinas, nuestra compañía de 190 hombres se dividió en sectores diferentes de las islas”.
Una vez en suelo malvinense, Héctor nos dice que su grupo no deberían haber entrado en combate ya que la misión que le designaron era apoyo logístico, pero tuvieron que hacerlo, así fueron transcurriendo los días y conviviendo con la realidad.
“Despertamos y nos dimos cuenta de lo que realmente estábamos cuando cayó la primera bomba el 1 de mayo. La onda expansiva nos sacó de la carpa, los ingleses empezaron a atacar; allí empezamos a ver nuestros primeros muertos y heridos”, relata nuestro ex combatiente.
A lo largo del conflicto tuvieron una gran cantidad de dificultades, entre las más importante es la falta de comida. Comenzaron a sufrir hambre, sumado a que él y muchos camaradas provenían de Corrientes, una tierra donde nunca hubo temperaturas demasiado bajas y pasaron de golpe a estar permanentemente mojados, con 10º bajo cero y más.
Acercándonos al final de la gesta, Héctor narra: “Cuando caemos prisioneros el trato te puedo asegurar que fue el mejor, los ingleses son unos señores, manejan códigos, nosotros fuimos bien tratados y la mayoría de los veteranos te van a decir lo mismo, quizás el maltrato fue de nuestros superiores. Luego el veterano de guerra se ha sentido ignorados por la sociedad, por el olvido”.
Añadiendo a las palabras mencionadas, Urbieta expresa que sintieron que fueron metidos al continente por la puerta de atrás, escondidos y hasta el día de hoy, a 35 años de la gesta, no han tenido un recibimiento especial , donde se convoquen a todos los veteranos en punto del país para realizar un gran desfile.
“Yo el 2 de abril tengo un acto y es porque desde la comuna pensaron en que debe realizarse, en otro lugar donde no se mueve una institución municipal, los veteranos organizan su vigilia y su acto. Me siento dolido porque no hay de parte de la nación algo grande para reunir a todos, cada uno lo concreta en su lugar donde hace su pequeño homenaje”, nos explica con un tono de amargura.
Sumado a esto, este verdadero valiente comenta que son más de 600 colegas que se han suicidado porque no aguantaron este olvido, a pesar de que hoy como veterano de guerra se siente siento más mimado y reconocido por la sociedad, pero para que eso suceda transcurrió mucho tiempo.
Finalmente y en un tono de emoción, nuestro héroe expresa sus sentimientos: “Las Islas Malvinas para un veterano es todo; vivo por ellas, vivo orgulloso, soy un bendecido por dios y la patria por haber sido elegido para defenderlas y luchar por ellas, hasta el día que yo me vaya de esta tierra voy a seguir hablando de ellas”.
Y como reflexión final, Héctor Urbieta remarca que la gente debe saber que cada veterano está para transmitirle a la sociedad que fue lo que paso, que pasará 30 años y de ahí en mas no habrá más protagonistas para contar la esa historia personalmente.
Somos Campo le rinde tributo a todos los dieron su vida por la patria, a los que quedaron y a los que volvieron; hoy en especial, a este Héroe Nacional ejemplo, que piensa en las futuras generaciones y se brinda a ellas con todo gusto.