La posición Argentina al finalizar la 2da Guerra Mundial no era cómoda. El problema era el excesivo superávit, no se trataba de un fenómeno derivado de una gran performance exportadora, sino de las dificultades para conseguir importaciones.
En un mundo de controles cambiarios, el comercio se había vuelto bilateral, poco más que un trueque: las compras y ventas debían equilibrarse no ya con el conjunto de los socios comerciales, sino con cada uno tomado individualmente.
En los primeros años, el precio promedio de las exportaciones creció un 28% (entre 1945 y 1948), mientras que las compras al exterior se normalizaban después del período bélico, además de aumentar su precio alrededor de 30%.
El Comercio exterior argentino recuperó así parte de su vigor de preguerra, pero las variaciones en los precios no podían esconder un hecho decepcionante: el valor exportado en 1946 era menor al de 1935.
La tendencia descendente de las exportaciones argentinas era en parte el resultado de condiciones externas menos favorables que las vigentes antes de la crisis del 30´. La reducción del coeficiente de importaciones británico, impedía colocar demasiadas exportaciones en ese mercado.
En la mediocre evolución exportadora de nuestro país las políticas internas (no estimularon la producción rural pero sí el consumo) fueron determinantes. El diseño de estas, influyó en el escepticismo del gobierno respecto a la posibilidad de una recuperación del comercio mundial.
Las importaciones se recuperaron rápidamente de su deprimido nivel durante la guerra, empujadas por la fuerte demanda interna. El aumento de la demanda por bienes de consumo era satisfecho con producción doméstica, pero ésta necesitaba cada vez más insumos y bienes de capital. Estos rubros pasaron a representar alrededor del 90% de las importaciones totales.
El desequilibrio exterior de 1949 coincidiría con la aparición de otro de los temas llamados a dominar el debate económico de las décadas siguientes; La inflación de precios
Según el especialista, en esas décadas se transformó la estructura agraria, lo cual generó un enorme retroceso tecnológico en el agro. Los principales productos eran maíz, trigo, lino… carne. El área agrícola rondaría las 18-20 millones de hectáreas, que más tarde, cuando vino la expansión, llegó a 30 millones de hectáreas. La producción llegó a ser bajísima.