La actividad económica Argentina se orientó principalmente en las exportaciones, que generaban los principales ingresos del país. Como bien se sabe, era el sitio ideal para el desarrollo y la comercialización de productos primarios como los cereales y los derivados de la ganadería.
Uno de los mayores cuestionamientos a este Modelo Agroexportador ha sido desde siempre la idea de que la concentración de la mayoría de los recursos productivos en las actividades primarias, impidió la instalación de industrias manufactureras.
Un exceso de Librecambio habría sido la causa de ese retraso, al permitir la importación de manufacturas siempre más barata que las locales; Esta crítica debe analizarse por partes.
Las manufacturas cuya producción creció más fueron las que, en uno u otro sentido, dependía del desarrollo agroexportador de la época. Sin estar ligadas, otras ramas también dependían de actividades surgidas del desarrollo agropecuario.
Talleres de reparación de ferrocarriles, obras de infraestructura que incentivaban a la producción de maderas y vidrios, imprenta, etc. Éstas eran algunas de esas ramas que comenzaban a funcionar.
Comparado con la situación de 1880, el estado de la industria próximo a la 1er Guerra Mundial era mucho más avanzado. El motor principal de esa expansión fue el gran crecimiento que tuvo el mercado interno.
La industria no sólo aprovechaba, sino que también ayudaba a consolidar un verdadero mercado nacional, en el que se imponían cada vez más las prácticas habituales del capitalismo moderno.
La Afamada Ley de Aduanas
En la discusión sobre la Ley de Aduanas en la década del 70´, tanto Carlos Pellegrini como Vicente López habían aconsejado medidas proteccionistas; Mientras López aseguraba que la riqueza de la nación estaba en la elaboración de manufacturas, Pellegrini se negaba a reducir al país a una “Mera granja de naciones manufactureras”.
Los derechos de la Aduana en Argentina protagonizaban hasta un 30,5% de las importaciones; Nivel comparable a Estados Unidos y muy superior a Francia y Alemania.
Esta situación abrió un largo de debate sobre proteccionismo y libre cambio. Se enfrentaron dos escuelas de las cuales tenían como estandarte a Pellegrini por el lado proteccionista y De La Riestra por el librecambismo. Fue aprobado el primer proyecto, el cual gravaba con un impuesto del 45% sobre su valor a una serie de artículos de importación .
Por su parte, Alfredo Palacios presente en la discusión de la Ley en 1905, pidió un cambio de orientación hacia una “Política económica liberal”. La pequeña rebaja de aranceles que proponía el gobierno no evitaría la protección a ciertas actividades y el diputado expresaba que se descuidaba la verdadera riqueza nacional; Ganadería y Agricultura.