La Campaña de Soja y Maíz va a promediar un año bueno, sin los muy buenos resultados en rinde de la campaña anterior principalmente por factores de manejo asociados al año climático.
El inicio se caracterizó por ofrecernos temperaturas bajas que retrasaron la implantación y el cerrado de surco, principalmente en soja, acompañado de reiterados episodios de precipitaciones fuertes que determinaron para el resto de la campaña un escenario muy heterogéneo respecto del estado de los cultivos.
Muchos lotes experimentaron excesos de agua que condenaron su normal desarrollo principalmente por asfixia radicular, acompañados en varias situaciones por caída de granizo, situación por la cual muchos lotes o sectores de los mismos fueron resembrados.
A su vez estas condiciones afectaron la vida promedio de los herbicidas residuales aplicados en los lotes, dando como resultados numerosos escapes de malezas aún en lotes tratados oportunamente.
Los cultivos se acomodaron bastante durante enero donde no tuvimos excesos hídricos y en muchos casos, como en los lotes más degradados se experimentó algún estrés hídrico.
Entrados en mediados de febrero sacudió a la zona picos térmicos que afectaron diferencialmente los lotes dependiendo de su estado, si las altas temperaturas se vieron acompañadas por lapsos de estrés hídrico las consecuencias durante la fase de fructificación en soja provocaron rebajas en el rendimiento debido a una menor biomasa aérea total de planta y una menor partición reproductiva
También una menor tasa de establecimiento de vainas por aborto de las mismas y disminución en la capacidad de compensación entre los componentes número y peso de granos debido a la incapacidad del peso de granos para responder a relaciones fuente/destino más favorables.
Ahora si la condición de estos picos térmicos estuvo acompañada de anegamiento o saturación la planta de soja se vio impedida de respirar, por lo general este cultivo no se recupera totalmente del daño causado por el exceso de agua.
El anegamiento del suelo puede reducir el rendimiento de la soja entre un 17 a un 43% durante la etapa de crecimiento vegetativo y entre un 50 a un 56% en la etapa reproductiva, las pérdidas en el rendimiento son el resultado de una reducción en el crecimiento radicular, crecimiento de los brotes, nodulación, fijación de nitrógeno, fotosíntesis y acumulación de biomasa.
Fin de febrero en cambio, nos encontró sobre ofertados de agua y revertieron el déficit hídrico que sostenían algunos lotes de maíz y soja desde enero, pero generando diversos inconvenientes donde volvió a producir anegamientos, donde algunas zonas del sudeste cordobés más de 300 mm, encabezando las marcas máximas de precipitaciones de los últimos 50 años.
Estos excesos sobre el final de ciclo de los cultivos afectaron principalmente el llenado de granos tanto para soja como para maíz impactando principalmente en el peso de los granos y generando situaciones propicias para la entrada de enfermedades desde su base.
Las disminuciones respecto de la potencialidad de la zona, estuvieron dadas principalmente en maíz por estrés hídrico en algunas situaciones durante floración y por los excesos hídricos y días nublados durante llenado.
Otra merma estuvo sin dudas por el lavado del fertilizante nitrogenado antes de sus etapas de mayores necesidades por las lluvias de noviembre y diciembre, además que el cultivo ya estuvo condicionado por un menor paquete tecnológico que no incluyo grandes dosis de nitrógeno y mucho menos de re fertilizaciones estratégicas, para revertir dicho déficit del nutriente.
Para la soja en cambio, los continuos desfasajes climáticos produjeron desordenes fisiológicos contrarestantes en el cultivo durante toda la campaña, donde el frio y el anegamiento inicial complicaron su implantación, luego el estrés termino durante el llenado redujo expectativas en los lotes más castigados y cerro su ciclo con excesos hídricos que volvieron a perjudicar a los lotes más atrasados.
Sin embargo el clima de marzo acompaño hasta ahora la recolección de los cultivos, pudiendo entrar a la mayoría de ellos a cosecharse, incluso en lotes en los cuales se está embolsando porque no hay caminos para retirar lo cosechado.