Osvaldo Cavallera es de esas personas entrañables de la localidad de Chañar Ladeado. Con sus 90 años recién cumplidos, continúa aportándole a la cultura con su espacio radial dedicado al tango; En una charla enriquecedora, hablamos de su vida compartida entre el trabajo rural y la música del 2x4.
Sentado en el living de su casa con un añejo cuaderno y una lapicera, Osvaldo realiza sus anotaciones y acomoda el material para su próximo programa, nos disponemos a dialogar y su mujer Hilaria, compañera de toda una vida se sienta a escucharlo, una imagen que habla por sí sola.
De a poco comenzamos a viajar en los recuerdos, sacándole jugo a la prodigiosa memoria de este gran campechano, quién comenzó a hablarnos de sus primeras andanzas en el campo y las labores iniciales que desarrolló junto a sus hermanos.
“Tenía 13 o 14 años y manejaba el tractor en la cosecha de Trigo y Lino, el Maíz se juntaba a mano, la siembra las hacíamos con caballos”, recuerda inicialmente, aunque esto en realidad no fue la primer actividad, sino que transitando un poco más atrás, nos cuenta sobre su gran actividad.
“Lo primero que hice fue ser boyero, tenía entre 7 y 8 años, mi padre era arrendatario, como no existían los alambrados había que cuidar los animales, lo largábamos a un rastrojo recién trillado de trigo y maíz crecido al lado, había que cuidar que las vacas y los caballos no se fueran a comer lo sembrado”, explica añorando.
Sumado a esto y especificando más la labor, narra que ese trabajo lo hacía con un hermano; sacaban agua con el balde volcador, de ahí al recado y el caballo lo hacía solo, nomás de costumbre pero tenía q haber alguien arriba y ese alguien era él.
“En mi casa siempre hubo vacas para el consumo de la leche, aunque no eran muchas se ordeñaba. Al arrendar, solo había que sembrar y los dueños te daban una cierta cantidad de hectáreas para los caballos y algunas vacas”, expone el agricultor.
Con respecto a los cerdos, manifiesta que también criaban y engordaban, para matar en el invierno y realizar las carneadas donde salían las facturas caseras. Especificando el proceso, detalla que se hacia el chiquero con piso de madera elevado; Los animales se llevaban 250 o 280kg.
Volviendo el diálogo al laboreo de la tierra, Olsvaldo cuenta: “En el campo éramos cuatro hermanos, yo comencé arar a caballo a los 15 años con un arado de dos rejas tirado por seis caballos. Fuimos avanzando, después llego la época que se modernizó el campo y se empezó a usar el tractor. También maneje una cosechadora motriz”.
Sumado a las actividades puntuales, Cavallera expone que siempre se hacía algo; con el tiempo comenzaron los criaderos de cerdo que demandaban más tiempo y siempre estaba efectivo para atender a los chanchos, vacunarlos, cuidarlos, cortar el pasto, entre más asuntos.
“Estábamos en la estancia Santa Catalina y habíamos comprado un campito en Cafferata donde pusimos un criadero, después los traíamos adonde estábamos luego se vendían cachorros o gordos, era todo el proceso pero a mano”, agregó con orgullo.
Entre las jugosas historias, Osvaldo se explaya sobre la época de la juntada del maíz, en donde le daban el alimento en espiga a las chanchas; “Se sembraba y a última hora mi hermano mayor me dejaba en un acoplado cargadas 23 bolsas de maíz rastrojera, a la mañana antes de ir a arar me iba a Cafferata a darle de comer a los animales de ese campo con mi otro hermano, volvíamos y seguíamos arando o sembrando”.
Al ser consultado sobre la gente que lo rodeaba en aquellos años, Cavallera resalta que desde el año 1928, año que su padre tuvo la primer cosechadora, él era tractorero, su hermano maquinista y un amigo, Antonio Trosero era costurero. También gente del sindicato de estibadores, como Rivarola, “Morrones” Rodríguez, entre tantos más.
La tradición de las Carneadas
Como tantos otros campesinos, la elaboración de las “Facturas” propias, fue una tradición que desde los parientes inmigrantes se fueron continuando por generaciones y Osvaldo junto a su familia no estuvieron ajenos a eso.
“Carneamos toda la vida, eran familiares, con los primos Tallone que Vivian en Berabevú, eran arrendatarios del campo de Alejandro Bertero, entonces nos ayudábamos entre sí. En el invierno cuando no había trabajo, se solían hacer entre junio y julio, cuando se terminaba la siembra del trigo y antes de arar”, argumenta.
Era Una semana en cada casa, donde se carneaban tres o cuatro animales juntos de 280km. Se llevaban frazadas porque duraban varios días, según cuenta el productor y luego para distenderse jugaban a las bochas y comían Bagna Cauda, “para limpiar el estómago de toda la comida del cerdo que habían metido antes” (Risas).
El Tango, su gran pasión
Como persona emblemática de la localidad, Osvaldo adquirió popularidad no sólo por ser un buen vecino, sino por su aporte cultural y musical con algo tan nuestro como es el Tango. A punto de cumplir 15 años al aire, su programa “Recuerdos”, lleva la música de sus raíces a toda la región dos días a la semana.
“Mi historia con el tango comenzó gracias a Juan Carlos Tonelli; Siempre me gustó, en mi casa escuchaba las orquestas de Canaro y D´arienzo en la radio, con mi hermano sabíamos cantar en reuniones familiares, a veces venia algún pariente de Mendoza y de Coronel Moldes y se armaban unas lindas cantadas”, dice añorando aquellos tiempos.
Hablando del inicio en la conducción de su programa, cuenta que cuando se fue a vivir al pueblo, Tonelli trajo los estudios de la radio a su casa que estaba cerca de su casa, él hacia sus programas con su señora y Cavallera pasaba a charlar.
“Un buen día me dice: el domingo tenes que venir a la radio, me vas a ayudar a hacer el programa y comencé a ir, aproximadamente en 1995, hacíamos el programa de 10:30 a 12:30hs, en ese entonces también transmitían los partidos de futbol de los equipos de chañar que jugaban de visitante (junto al Dr Massa, Miguel moreno, Danilo Petracco) y yo les pasaba información desde los estudios”, comenta sobre la etapa inicial.
En abril de 1997 Juan Carlos Tonelli vendió la radio y estuvo cuatro años inactivo, hasta que un día, Nilda Bomberger, quien con su marido Eduardo eran los nuevos propietarios lo llama para invitarlo a que vuelva a conducir una emisión tanguera.
“Yo al principio no quería, lo consulte a Juan Carlos quien me dijo que me anime, que me prestaba el material, me logró convencer y me sugirió que le ponga “recuerdos” por un tango de Pugliese, asique me decidí y empezamos el domingo 3 de junio de 2001”, dice con mucha precisión.
En un principio el programa iba temprano previo a otro de Folklore (con Sergio Cavaglia), luego martes y viernes por la mañana, hasta que después se pasó a las 19hs hasta el día de hoy, luego la radio se alquiló, paso a manos de Guillermo Font y Juliana Lauretti, donde continúa con Alejo Amauli en los controles.
“Por suerte nos escucha mucha gente de afuera. Me salió bien, yo no entiendo por qué en un momento se hizo muy conocido y he llegado a tener días que no podía cumplir con todos los pedidos, me quedaban dos o tres sin poder pasar y los pasaba otro programa”, dice con mucha emoción, al mismo tiempo que señala que a su edad es una linda “distracción”.
Osvaldo Cavallera, a sus 90 años sigue escribiendo las páginas más lindas de Chañar Ladeado y marca un camino de ejemplo para todas las generaciones que vienen detrás, marchando con entusiasmo cada día para aportar desde su lugar, un importante grano de arena en la localidad.