Otro cambio trascendente será el fin de la era del maíz barato que nos acompañó durante una década, al sacar las retenciones, del 20%. Esta quita, más una devaluación del 40% y la eliminación de los ROES, puede llevar a un maíz que en pocas semanas esté un 40/50% por arriba de los valores actuales.
Si esto se da, cambiarán los números del Feedlot, que ya ahora está en una situación delicada por la relación compraventa desfavorable. También, impactará sobre la actividad avícola y porcina disminuyendo la producción.
En síntesis, para la ganadería habrá un escenario positivo con la devaluación pero la misma tendrá un efecto negativo en el poder de compra de la población que, hoy por hoy, es su principal mercado. Un verdadero dilema.
De cualquier manera, los precios reales de la hacienda van a mejorar en 2016 y se abre una etapa mucho más positiva que la que hemos dejado atrás. Se darán tres circunstancias que harán que el precio se mantenga firme;
En síntesis, para la ganadería habrá un escenario positivo con la devaluación pero la misma tendrá un efecto negativo en el poder de compra de la población que, hoy por hoy, es su principal mercado. Un verdadero dilema.
De cualquier manera, los precios reales de la hacienda van a mejorar en 2016 y se abre una etapa mucho más positiva que la que hemos dejado atrás. Se darán tres circunstancias que harán que el precio se mantenga firme;
La primera es la reducción de la oferta por retención, habrá un fuerte incentivo para criar y recriar, proceso que acentuará el problema en el corto plazo. Si el stock crece un millón de cabezas por año habrá que dejar de faenar esa cantidad.
El segundo factor es que si vamos a exportar más, eso también restará carne del consumo interno.
Y la tercera, la más importante frente ante este panorama, es que el consumidor se resistirá a reducir la ingesta y pagará mejores valores.
Entonces, lo mejor para toda la cadena cárnica es que el pase a precios de la inminente devaluación sea el menor posible y que no se afecte el poder de compra de los consumidores, algo que como ya dijimos es muy difícil. Lo que sí se puede hacer, con un plan económico integral, es que los efectos negativos sobre la población al aumentar el precio de casi todos los alimentos, sean mínimos.
Entonces, lo mejor para toda la cadena cárnica es que el pase a precios de la inminente devaluación sea el menor posible y que no se afecte el poder de compra de los consumidores, algo que como ya dijimos es muy difícil. Lo que sí se puede hacer, con un plan económico integral, es que los efectos negativos sobre la población al aumentar el precio de casi todos los alimentos, sean mínimos.
Como conclusión, vamos a tener mayor demanda por exportación y en el nuevo esquema económico seremos uno de los sectores al que le irá mejor. Estamos anotados en primera fila.
Ramiro Aramburu - Médico Veterinario